No hay nada mejor que una relación de pareja en donde ambos tengan la misma ideología política, creencia y la misma religión. Pero, ¿qué pasa cuando esto último no se cumple? probablemente lo que vivan será el infierno antes de morir, sobre todo cuando un hombre que aspira llegar al “reino de los cielos” se enamora de una chica “mundana” común y corriente.
Muchas mujeres se dejan llevar por la verborrea de estos chicos que se hacen pasar por la reencarnación en pasta del mismísimo Jesucristo. Ellos llevan siempre una biblia en el carro, bajo el brazo, o una versión reducida de este ejemplar en el bolsillo de la camisa, al estilo del “pequeño Larousse ilustrado” para sacarla en cualquier momento en que oses decir una “barbaridad” en contra de la iglesia.
Son los mismos que se saben cada capítulo, versículo o página de la Biblia para hacerse los inteligentes y para contrarrestar cada una de tus “acciones pecadoras”. Son aquellos que dedican todo un sábado y domingo a hacer caridad social y asistir a un culto que dura al menos 4 o 5 horas en su intocable iglesia y al que debes acompañarlo casi obligada para poder aspirar a su “puro amor”.
Estos prospectos se le presentan a las mujeres como “fieles creyentes de la palabra”, hasta hacerse pasar por el mejor camino para llevar una vida en santidad incluso “después de la muerte”, porque si haces todo lo que él te dice tendrás “vida eterna”. Para enamorarte no hacen más que hablar y hablar de los operativos para evangelizar, de los retiros espirituales y enfatizan cada 10 minutos en que no se dejan llevar por las “pasiones carnales”.
Comenzó tu calvario
Es en este momento, cuando muchas mujeres caen en sus redes y les dicen que SÍ a pesar de que nunca han pisado una iglesia. Es allí cuando la vida comienza a cambiar para ellas, pues este chico se molestará cada domingo cuando no quieran ir a la iglesia, comienza disgustarle la falda que llevas puesta, y a mandarte a tapar el escote. Ni hablar de la música que escuchas: “Juanes no te edifica”, “esa canción no te está dejando nada” y bla, bla, bla, comenzaron los problemas.
Es el mismo prototipo que te echará la culpa cada vez que algo malo le pase, de su boca escucharás a cada rato lamentarse al decir “esto me pasa porque Dios me está castigando porque tú eres mundana”. Tratará de evangelizarte en el carro, en las reuniones familiares, en las de amigos, y por supuesto te venderá entradas para conciertos de música cristiana para que vayas con él a soportar ese suplicio.
Cuándo se lleven 2 meses de relación, él comenzará a invitarte a bailar, música cristiana por supuesto, y a tomar vino, porque para ellos “lo malo no es tomar sino embriagarse”, pero querrán que tú si lo hagas y adivina para qué: para lo mismo que quieren todos. Es allí cuando empieza su dualidad y donde las chicas deberían reflexionar un poco para desenmascararlos.
Entonces una comienza a preguntarse, oye, ¿si no le gusta nada de lo que digo , ni mis hábitos, ni cómo me visto o lo que escucho? : ¿Qué le gusta entonces?. La respuesta que obtendrás no será nada agradable, llegarás a la conclusión de que él sólo se fijó en una cosa: Lo buena que estás.
Si tú conoces a uno de estos chicos, es bueno que te alejes o por lo menos que no te lo tomes tan en serio, porque probablemente terminará siendo un reto para él cambiarte y tú nunca cumplirás con esa meta de cambiarlo a él.

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